El truco de La Venezolana es un caso de investigación periodística presentado por El Universal (Joseph Poliszuk y Roberto Deniz) en el que se exponen los detalles de otra estafa de Jhon Quiroz, el presidente de La Venezolana. Como ahora, el presidente del Concesionario La Venezolana se esfumó en 2000 y volvió a la carga 14 años después.
Por Joseph Poliszuk y Roberto Deniz / EL UNIVERSAL
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Aun antes del escándalo del Concesionario La Venezolana, su presidente ya figuraba en otra estafa de carros. Jhon Quiroz fue demandado en el año 2000 por haber cobrado las primeras cuotas de unos vehículos que nunca entregó, pero el caso no llegó a juicio porque quedó guardado -incluso hasta el día de hoy- en alguna gaveta del Juzgado Trigésimo Séptimo (37 ) de Primera Instancia en Función de Control del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas.
El presidente de La Venezolana estuvo al frente de una empresa llamada Crediluz que también ofreció unos vehículos que nunca entregó. Aseguraba créditos especiales y una flota de carros cada 15 días, promesas que terminaron de desvanecerse cuando quedó cerrada la oficina del Centro Profesional Urdaneta que la empresa presentaba como su sede en plena parroquia Candelaria de Caracas.
El corolario de esta historia terminó en otra estafa: varios de los afectados salieron a la calle a protestar, fundaron una organización civil a la que llamaron Afectados Luzcredi y demandaron a los dueños de la empresa. Al final, sin embargo, todo quedó en veremos.
A esta hora no hay ni un juicio. Las víctimas llevaron el caso a tribunales pero en 14 años quedó, sin ningún imputado, perdido entre los vericuetos de la justicia.
Tras tocar cada una de sus puertas, en los despachos de los jueces y fiscales involucrados expresaron que no se puede hacer más. En el Juzgado Vigésimo Sexto (26 ) de Control de Caracas, donde todo comenzó, dijeron que nunca recibieron la acusación del Ministerio Público, mientras que en las fiscalías Novena y Décima con competencia nacional esta semana respondieron que sí remitieron el acto conclusivo pero al Juzgado Trigésimo Séptimo (37) de Control.
Afirman que agotaron los mecanismos legales, porque las autoridades nunca dieron con el paradero del mismo Jhon Quiroz, quien el pasado 20 de mayo apareció en televisión como la cara del Concesionario La Venezolana.
El mismo modus operandi
El Gobierno nacional intervino La Venezolana hace seis semanas. Aunque el Ministerio Público no ha precisado el tamaño de la estafa, el mayor general Hebert García Plaza -en ese momento al mando del Órgano Superior para la Defensa de la Economía- habló sobre una lista de 5.956 afectados que en total sumaban cerca de 992 millones de bolívares.
La Venezolana cobró al menos 30% del valor de unos vehículos chinos que ofertaba entre 198 mil y 398 mil bolívares. Los afectados han consignado ante la Fiscalía unos comprobantes de pago similares a los que hace 14 años también recibieron los clientes de la empresa Crediluz.
Crediluz, al igual que el Concesionario La Venezolana, se presentó en la prensa y en varias ferias automotrices como una compañía emergente con créditos especiales. Ofrecía carros desde 7 millones de bolívares de los de antes hasta modelos Toyota Corolla en 14.239.500. Incluso promocionaba terrenos y viviendas, que un grupo de estafados terminó reclamando en una protesta que improvisaron después de encontrarse con la noticia de que la oficina de la empresa había sido entregada a la administración del condominio.
Cerca de 100 afectados trancaron la avenida Urdaneta. De eso quedó constancia en una pequeña nota, que El Universal reseñó en su edición del miércoles 8 de noviembre del año 2000, y que hoy pasaría inadvertida si no fuera porque la historia volvió a repetirse ya no con cientos sino con miles de estafados.
Sin justicia una década después
"Esta empresa supuestamente otorga créditos rápidos y para ello solicita una inicial, que en algunos casos oscila entre 3 y 7 millones de bolívares, y posteriormente ponen a esperar 30 días hábiles que se convierten en más de 6 meses sin respuesta", declararon entonces los voceros que ese día reclamaban el caso Crediluz.
"A mí me dejaron limpio", agrega hoy Leonardo Birbe, quien quiere volver a reunir a todos los estafados. Relata que cuando escuchó el nombre de Jhon Quiroz -entre las noticias de La Venezolana- buscó los papeles que guardaba del caso y, bingo, coincidían nada más y nada menos que con el mismo que firmaba las facturas del Daewoo Cielo, del que había abonado 5 de los 7 millones de bolívares que necesitaba para empezar a trabajar como taxista.
Recuerda que durante aquella protesta del año 2000 secuestraron por casi dos horas al representante legal de la compañía, el abogado Ricardo Koesling, a quien la Fiscalía acaba de acusar por el supuesto plan de magnicidio. "Quiroz se escapó y quedamos firmando un convenio con ese abogado", comenta. "Decían que nos iban a devolver la plata o dar carros usados de la misma empresa, pero al final la gente se fue cansando de pagar abogados y hacer reuniones en el Parque del Este".
Muchos de los afectados ni siquiera vivían en Caracas. Birbe viajó varias veces desde Maracay para que le respondieran por el dinero que entonces había conseguido tras retirarse de la Fuerza Armada Nacional. Como él, Edgar Sulbarán cuenta que perdió 4 de los 7 millones de bolívares que adelantó con el seguro de otro que le robaron en esa época.
"Soy ex trabajador de Viasa, no tenía empleo y como era imposible que me dieran un crédito en el banco, me metí en eso", dice. Luego vinieron las reuniones de las víctimas, la constitución de una asociación civil y una serie de trámites que se quedaron en veremos después de hablar con el primer fiscal encargado del caso. "Me dijo: 'mira, esto es muy difícil; esto es una estafa y las estafas están preparadas por todos lados. De todas formas hagan la denuncia'".
Este jueves en el Ministerio Público le volvieron a decir que era muy difícil conseguir algo. Alegaron que ni él ni ninguno de los afectados conseguirá justicia hasta que arresten al dueño de la empresa.
La denuncia fue formulada en 2000 y el juicio se paralizó cinco años después, cuando los fiscales solicitaron orden de captura contra el responsable. Desde entonces ninguna autoridad de la República Bolivariana de Venezuela se dio cuenta de que el Jhon Quiroz Suescun que figuraba al frente de Crediluz tenía exactamente el mismo rostro que el Jhon Quiroz Fonnegro, que luego fundó el Concesionario La Venezolana.
La misma cara
La fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, ha declarado que hay una abogada imputada en el caso. Ha dicho que Ministerio Público congeló las cuentas bancarias del concesionario y de sus dueños, y ha agregado que solicitaron a la Policía Internacional (Interpol) incorporar en su base de datos de prófugos a seis individuos involucrados. Lo que no ha informado ni ella ni ningún otro funcionario es que el de La Venezolana ya tenía casos pendientes en el propio Ministerio Público.
El Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime) tampoco advirtió que se trataba de la misma persona. No lo hizo ni antes ni después de que el Gobierno interviniera el concesionario de la carretera Panamericana. Sin embargo, el lunes 9 de junio primero tuiteó -y luego borró de su cuenta @RedsocialSAIME- el vínculo a una investigación de este diario, que el día anterior había dejado claro que el mismo personaje aparece en su base de datos interna con dos números de cédula distintos.
La cara del presidente de La Venezolana, que acompaña la cédula número 21.320.874, coincide con la misma de la cédula 10.185.898, cuyo número de identidad está involucrado en otros casos anteriores. Entre ellos destaca una denuncia de hace siete años por haber cobrado por la toga, el birrete y el resto de una promoción para graduandos que nunca dio.
Se trata de un caso que anduvo varado por cinco años en el Juzgado Quinto de Control del Circuito Judicial Penal del Estado Sucre hasta que finalmente prescribió en 2012.
De rojo en Fuerte Tiuna
La historia de la primera estafa de Quiroz -la de Crediluz- se puede leer en el Registro Mercantil Primero del Distrito Federal y Estado Miranda. Allí quedó constancia de que inscribió la empresa junto a la abogada Judis Quiroz. De eso hace ya 14 años y en el camino los fiscales eximieron a la segunda persona, por lo que fue autorizada a vender uno de los inmuebles que habían sido protegidos con el objetivo de indemnizar a las primeras víctimas.
Con otro nombre y otra cédula, sin juicios pendientes y con más de una década de por medio, el 14 de noviembre del año pasado Quiroz apareció de nuevo en otro registro mercantil anotándose al frente de otra empresa: el ya célebre Concesionario La Venezolana.
Nadie le puso peros. El 14 de marzo incluso se fotografió dentro de Fuerte Tiuna, con guayabera roja, ofreciendo los mismos carros chinos en una de las jornadas cívico-militar que organizan en las instalaciones del círculo militar.
"Nosotros nos encontramos aquí combatiendo el acaparamiento, tomando las directrices y la línea de nuestro Comandante en Jefe, Nicolás Maduro Moros, quien nos orienta en sentido de combatir la guerra económica", señaló el rector de la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela, el general de Brigada Alexis Rodríguez Cabello, en una nota de prensa que quedó colgada en la propia Web de esa institución acompañada de una foto del stand de La Venezolana.
El mismo general de Brigada extendió la invitación al presidente de la Venezolana, a través de una carta de fecha 21 de febrero. "La presente comunicación tiene por objeto que estudie la posibilidad de apoyarnos con un están (sic) de información y venta de vehículos para el personal militar y civil", señala el documento.
Rodríguez Cabello no se ha referido al tema, aunque se intentó consultarle cómo llegó La Venezolana a las instalaciones de Fuerte Tiuna. En su oficina señalaron que suele firmar muchas cartas y que, en este caso, el contacto se hizo a través de un capitán subalterno.
Quiroz el colombiano.
"Este hijo de p... era dueño de CREDI LUZ en el año 2000, yo trabaje como vendedor en esa compañía y nunca nos pagó, en tres meses que trabaje allí lo único que hacia era comprarnos la comida, esa compañía empezó en el edificio DILCAN, en el piso 1 si mal no recuerdo, y luego alquiló una oficina en el Centro Profesional Urdaneta, en frente de la esquina de la pelota", comenta Yakasqui Pérez en un blog que presentó su propia investigación sobre el caso. "Yo fui uno de los afectados y nunca recuperé mi dinero. Recuerdo que en la demanda este señor aparecía con nacionalidad colombiana" expone Juan Figueroa en el mismo blog.
jpoliszuk@eluniversal.com / rdeniz@eluniversal.com
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