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jueves, 16 de junio de 2016

¿Qué tan probable es una liberación del dólar en Venezuela?


En el país existen condiciones para revisar las políticas económicas ante las críticas condiciones verificadas en la realidad cotidiana. El aumento de los episodios de saqueos y manifestaciones por falta de alimentos demuestra que es urgente buscar alternativas a los actuales mecanismos de control de cambio y de precios, que han resultado insuficientes para garantizar lo mínimo necesario a la población.

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En este sentido, es posible observar cómo se ha manejado un deslizamiento acelerado del tipo de cambio Simadi en previsión del inicio de las operaciones del Dicom, planteado como nuevo sistema cambiario con tipo de cambio flotante.

No es la primera vez que el gobierno intenta presentar un mecanismo con mayor libertad en la fijación de la tasa cambiaria y con apertura suficiente para sostener un flujo de divisas que garantice la adquisición de insumos y bienes de capital en el exterior. Sin embargo, el fuerte repunte en la escasez y sus consecuencias socioeconómicas exigen acciones inmediatas que alivien los actuales nudos operativos.

Si se libera el tipo de cambio, es previsible un incremento del ya acelerado comportamiento inflacionario, pero esta previsible situación puede ser contenida hasta cierto punto por medio de la aplicación de subsidios directos, tomando en consideración que en el corto plazo empezaremos a ver un repunte en la oferta de bienes en el economía, que ayudarán junto a un adecuado manejo de la política monetaria a desacelerar el alza en los precios de bienes y servicios.

Uno de los problemas para la aplicación de este tipo de soluciones es la baja disponibilidad de reservas líquidas. Al momento, los recursos bajo disponibilidad del Banco Central de Venezuela con denominación en moneda extranjera se ubica apenas por encima de los doce millardos de dólares (US$ 12.059 millones), y ya el vicepresidente de Economía Productiva, Miguel Pérez Abad, ha declarado que se recurrirá a estos fondos para garantizar los pagos de deuda externas restantes este año, que superan los seis millardos de dólares.

Ante esta situación, es factible pensar en la necesidad de financiamiento externo que se requeriría para flexibilizar las políticas cambiarias, con miras a llevar a cabo una unificación de tipos de cambio más temprano que tarde, y una eventual liberación del dólar.

Algunos análisis, como el enunciado esta semana por el panel de especialistas de la firma Focus Economics apuntan a que el país aún no ha logrado sortear el riesgo de impago este año, y que requerirá negociar activos externos, oro monetario y probablemente un mayor apoyo financiero de China para cumplir sus compromisos con acreedores e inversionistas.

Al mismo tiempo, los compradores de bonos de deuda emergente siguen haciendo negocios con la deuda soberana de Venezuela y de Pdvsa debido a sus bajos precios y sus altos retornos, mientras que, en palabras publicadas por el Financial Times, el país sigue desafiando los pronósticos de default.

Este complejo y contradictorio escenario hace díficil predecir las decisiones que se aplicarán en cuanto a la conducción de políticas económicas. Sin embargo, está muy claro que hay apremio por realizar ajustes e iniciar el levantamiento de los controles, lejos de profundizarlos, ya que las condiciones del país están cambiando de manera acelerada y su deterioro exige soluciones de fondo.


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