¿Cuáles son las preocupaciones principales para los inversionistas?
Los datos económicos son muy negativos. Las reservas internacionales se ubican en los niveles mínimos registrados en los últimos 15 años alrededor de 10 millardos de dólares, una cifra preocupante si se considera que Pdvsa debe cancelar más de 13 millardos de dólares en deuda antes de finalizar el 2018. Esta dinámica se complica más con precios del petróleo por debajo de la mitad de su nivel de hace tres años, merma en la producción de crudo y dependencia total de las exportaciones petroleras; en el marco de una inflación de tres dígitos y una economía en acelerada contracción. Asimismo, el nivel de incertidumbre política no tiene precedentes, con muertes debido a la represión ante las constantes manifestaciones de calle, llamados abiertos a un golpe militar y escasez de alimentos básicos y medicinas producto de la decisión gubernamental de priorizar los pagos de deuda externa.
¿Qué tan buen pagador es el país?
Los indicadores económicos más importantes de Venezuela no están al día ya que las autoridades han optado por no divulgarlos. Una cifra relevante es el actual balance de cuenta corriente, que toma en cuenta el flujo comercial dentro y fuera del país, incluyendo los pagos por bonos de deuda. Por lo general los gobiernos solicitan préstamos para cerrar la brecha en este ámbito, pero el alto costo de endeudamiento del país previene esta posibilidad. Las estimaciones sobre el déficit de cuenta corriente dependen del analista consultado y los cálculos en función del recorte de importaciones realizado con el objetivo de seguir pagando la deuda. En todo caso, la situación puede ser considerada como insostenible, enfatiza Bloomberg.
¿Cuándo se acabará el dinero?
Para tratar de cuadrar las cuentas, el gobierno está consumiendo parte de los recursos resguardados por el Banco Central. Estos fondos totalizan un máximo de unos 1.000 millones de dólares en efectivo, con gran parte del balance representado por barras de oro, según el banco de inversión Torino Capital. Venezuela puede ganar tiempo pidiendo avances de dinero de China o Rusia a cambio de futuros envíos petroleros, mientras estos países estén dispuestos a prestar. También puede recortar más las importaciones, sin embargo, la economía depende de proveedores extranjeros para productos que van desde antibióticos hasta fórmulas infantiles, y la escasez ya es significativa, por lo que los costos humanitarios son considerables.
¿Por qué Venezuela no hace default finalmente?
El mayor riesgo es que los activos petroleros del país en el exterior podrían ser incautados o sujetos a medidas judiciales. Esto incluye refinerías e instalaciones internacionales de Pdvsa que sus acreedores tratarían de reclamar en caso de impago. La sucursal Citgo, ubicada en Houston, ha sido utilizada en parte como garantía para la solicitud de financiamiento. Si se presenta un escenario como el anterior, los compradores de crudo venezolano podrían acudir a otras fuentes, afectando su condición de proveedor de petróleo.
¿Qué papel juegan las sanciones estadounidenses?
Hasta ahora las medidas adoptadas por Estados Unidos se han limitado al congelamiento de bienes para unos pocos funcionarios, incluyendo a Maduro, por lo que no tienen impacto sobre la capacidad de pago del país. Sin embargo, aumentan las versiones según las cuales se podría aplicar un bloqueo a la compra de crudo venezolano. Analistas de Wall Street sostienen que una decisión como esa haría supremamente difícil para Maduro mantenerse al día con las obligaciones crediticias por mucho tiempo. Cerca del 40% de las ventas de crudo venezolano van al mercado estadounidense, con un valor estimado de 10.000 millones de dólares. Si bien el país puede encontrar otros compradores, tendría que ofrecer el producto a descuento y con mayores costos de transporte. De acuerdo con las estimaciones de Torino Capital, sanciones de esta naturaleza tendrían un costo de unos 7.000 millones de dólares para Venezuela. Por lo tanto, si llegasen a aplicarse Maduro tendría cada vez menos incentivos para evitar un default, y al final podría culpar al “imperio”.
¿Cómo podría desarrollarse una reestructuración de pagos?
Sería muy complicada, ya que dependería de un plan razonable para establecer nuevos plazos y debería incluir condiciones para Pdvsa, que puede ser afectada por esta circunstancia. Disputas entre los acreedores podrían volverse inevitables, ya que el país además tiene compromisos pendientes por juicios y arbitrajes. También es una hipótesis importante preguntarse si los tenedores de deuda venezolana podrían negociarla luego de la aplicación de sanciones que impliquen un bloqueo al sector petrolero o a ciertos activos del país.
¿Qué pasará si ocurre un cambio de gobierno?
Los inversionistas creen que un nuevo gobierno trabajaría con mejor disposición por una reestructuración de pagos. En cualquier caso, otra administración requerirá casi obligatoriamente un programa de ayuda por parte del Fondo Monetario Internacional, que observaría la necesidad de hacer recortes en los pagos de deuda. Algunos líderes opositores han anunciado que desconocerán del todo ciertos compromisos, como el de los bonos venezolanos adquiridos recientemente por Goldman Sachs.
¿Existe algún precedente a la situación actual?
Bloomberg compara el caso venezolano con la experiencia de Rumania al final de la dictadura de Nicolae Ceaucescu, dadas las similitudes entre ambos ejemplos. El gobernante rumano mantuvo al día los pagos de deuda externa obligando al pueblo a pasar hambre y necesidades extremas. Al final de su régimen fue depuesto y ejecutado.
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