Le dicen el "tsunami plateado". Ya llegó a Estados Unidos, donde un estudio reciente asegura que amenaza la estabilidad de 25 millones de empleos. También está transformando profundamente la estancada economía japonesa.
Luis Fajardo / BBC Mundo
Es una ola de cambio demográfico causada por el envejecimiento de la población. Cambiará la economía mundial, en muchos casos inundando de dificultades el mercado laboral de países en los cinco continentes.
Se asoma a Cuba e inevitablemente llegará a todos nuestros países, afectando más a los que no estén preparados para ello.
El cierre del negocio familiar
En pocas partes como en Estados Unidos impactará tanto al mercado laboral el tsunami plateado del envejecimiento de la población.
En ese país, la generación del llamado baby boom, compuesta por los nacidos entre 1945 y 1965, está jubilándose a un ritmo de 10.000 personas diarias.
Y el impacto económico se siente en muchas esquinas de barrio de cualquier ciudad estadounidense.
Esta generación ha tenido a su cargo por décadas una de las piedras angulares de la economía: las pequeñas empresas familiares. Los baby boomers son dueños de cerca de la mitad de las pequeñas empresas en el país.
Y al empezar a pasar masivamente a retiro, no encuentran en la siguiente generación, la de sus hijos, la misma disposición al sacrificio, el compromiso económico y la dedicación laboral que requiere mantener el negocio vivo por otros 30 o 40 años.
El resultado: millares de pequeñas empresas familiares están cerrando.
Un estudio de la ONG estadounidense Project Equity estima que hay 2,3 millones de empresas familiares en ese país, que venden US$5.000 millones anuales, y sobre todo emplean a 25 millones de personas: uno de cada seis trabajadores en Estados Unidos.
Seis de cada diez dueños de la generación del baby boom piensan vender sus negocios en el curso de la próxima década para retirarse.
Y una tercera parte de ellos reporta que tienen dificultades para encontrar el cliente apropiado, que valore con justicia su negocio construido por el esfuerzo de la familia.
Como resultado, cientos de miles de microempresas cerrarán, y muchos de los 25 millones de personas que emplean en Estados Unidos verán peligrar sus ingresos.
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"Los hijos no están interesados"
Felice Dubin es un buen ejemplo de esta generación. Pasó su niñez en Barranquilla, Colombia, donde nació hace 69 años, pero hizo su vida adulta en Miami. Hace más de una década fundó Bookstore in the Grove, una pequeña librería independiente en esa ciudad estadounidense. Pero al final de esta semana cerrará el negocio para siempre. "Me voy a retirar, parapasar más tiempo con mi familia y disfrutar mi vida", le dice a BBC Mundo. A ninguno de sus hijos le interesa seguir con la librería. "Tienen sus propios sueños, sus propias aspiraciones", asegura. Sus 20 empleados se quedarán sin trabajo en los próximos días.Cosa de "millennials"
Algunos podrían decir que este fenómeno se reproduce cada vez que hay un cambio generacional, pero este parece ser distinto. "Los estudios señalan que el porcentaje de personas jóvenes entrando a negocios familiares está cayendo", le dice a BBC Mundo Alison Lingane, cofundadora de Project Equity, la ONG que viene documentando el impacto del "tsunami plateado" en las empresas familiares. El diario estadounidense The Wall Street Journal asegura que el porcentaje de menores de 30 años propietarios de un negocio ha caído a su punto más bajo en 25 años. Algunos culpan de ello a las particularidades culturales de la generación millennial, la misma que parece aborrecer cualquier compromiso económico de mediano o largo plazo, desde comprar un auto hasta fundar una empresa. Otros analistas apuntan a los elevados niveles de deuda estudiantil, a la creciente inestabilidad económica de sus vidas y a muchas otras explicaciones que en cualquier caso llegan a un mismo punto: el negocio de los viejos va a cerrar por que los jóvenes no seguirán con él.América Latina más vieja
Las reverberaciones de este cambio demográfico hacia el envejecimiento poblacional se sentirán, con un poco de retraso, y de distintas maneras, en todo el mundo y ciertamente en América Latina. Las poblaciones de toda la región se están envejeciendo. Sin embargo, ningún país lo experimentará tan rápido en América Latina como Cuba. La fertilidad cae, con las parejas teniendo menos niños. Y los avances en la salud hacen que la gente viva más largo. Una proyección de Naciones Unidas estimaba en 2015 que en 2050 la isla sería el noveno país con la población más anciana del mundo. Si la proyección se cumple, el cubano promedio tendría entonces 51,8 años y el 40% de la población superaría los 60 años. Con una porción sustancial de su población superando la edad en la que generalmente son activos laboralmente, la economía de la isla tendrá que adaptarse a volver más productivo el trabajo de los que quedan en el mercado laboral, o resignarse a un crecimiento económico menor.Problemas en las pensiones
Con menos intensidad, el fenómeno se verá en otras partes del continente. Juan Carlos Guataquí, investigador en economía laboral de la Universidad del Rosario en Bogotá, Colombia, le dice a BBC Mundo que los costos de esta transición demográfica en América Latina se verán en sectores como el sistema de pensiones de muchos de estos países. "Con el envejecimiento, habrá menos trabajadores para financiar los sistemas de pensiones de los actuales jubilados. El costo al fisco podrá aumentar sustancialmente, con un impacto negativo en el resto de la actividad económica", sostiene. Es un proceso por el que ya pasan naciones como Mónaco, en donde el ciudadano promedio tiene 51 años, o Japón, que tiene el mayor porcentaje de ancianos de cualquier país del mundo. Cerca del 30% de su población supera a los 60 años, un factor que muchos ven como parte de la explicación para su escaso crecimiento económico y generación de empleo en las últimas dos décadas.Adaptarse o empobrecer
Ahora bien, el envejecimiento de la población no es una condena irremediable al empobrecimiento. Pero es un llamado a la adaptación. En Estados Unidos, le asegura a BBC Mundo Alison Lingane, de Project Equity, se pueden hacer muchas cosas para evitar que las microempresas familiares, con su enorme potencial de generación de empleo, desaparezcan por la jubilación de los baby boomers. "Una solución es promover la venta de las empresas familiares a sus empleados", asegura. En otros países, en donde la transición demográfica tendrá un impacto particularmente fuerte en los sistemas de pensiones, se habla de aplazar la edad de retiro. Y en casi todas las naciones, se piden ajustes en las empresas y en toda la sociedad, para asegurar que el trabajo de las personas de la Tercera Edad sea mejor aprovechado, tanto para la satisfacción personal del anciano, como para el bienestar económico de toda la comunidad. La única opción no disponible, aseguran todos los expertos, es pretender que el cambio demográfico no llegará. El tsunami plateado viene en camino. Es cuestión de estar preparado para su llegada.Twittear |