El acaparamiento, la especulación, la escasez y el "bachaqueo" han llegado a las empresas funerarias. Quienes pierden un familiar deben esperar hasta cuatro días para poder sepultar a su deudo por la falta de ataúdes en algunas regiones de Venezuela
Por Sergio Villasmil / La Verdad
El acaparamiento, la especulación, la escasez y el "bachaqueo" han llegado a las empresas funerarias. Ya no son los alimentos y las medicinas; las urnas también comenzaron a desaparecer. Quienes pierden un familiar deben esperar hasta cuatro días para poder sepultar a su deudo por la falta de ataúdes en algunas regiones de Venezuela.
El Sur del Lago de Maracaibo no es la excepción. Las empresas que se dedican a la fabricación de urnas de lata o madera las venden a intermediarios, quienes, a su vez, las revenden a los dueños de las funerarias, lo que incrementa el precio del servicio funerario. “Yo tuve un familiar que murió en El Guayabo. Él era muy gordo y tuvimos que esperar cuatro días a que la funeraria consiguiera una urna grande porque no había. Tuvimos que sacar 70 mil bolívares para poder enterrarlo”, expresó Argelia Romero.
“Todo ha aumentado. Las fosas, las flores, el café, los ataúdes, lo que dispara los precios”, indicó Alí Araque, dueño de Funeraria Alejandro.
Una Catedral, fabricada en hojalata, con tela satén, vidrio y herraje, a precio de fábrica, tiene un valor de Bs. 11 mil 500. Los intermediarios o "bachaqueros" la revenden a las funerarias aproximadamente en Bs. 23 mil, lo que hace que el servicio velatorio completo oscile entre los 45 y 50 mil bolívares, el más económico. Quienes quieren un servicio mejor (primera), que incluye ataúd de madera (Orquídea, Presidencial), deben disponer de más de Bs. 100 mil.
La escasez de cofres, al parecer, se debe al suministro de materia prima por parte de la empresa Sidor, (Siderúrgica del Orinoco), encargada de fabricar las láminas de acero para la elaboración de las urnas.
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