Juan Crisóstomo / Banca y Negocios
La elevada inflación que están viviendo los venezolanos en este 2016 no tiene precedentes. Los incrementos salariales en este año en niveles de 134%, no compensan la velocidad de aceleración de los precios, sino todo lo contrario, presionan la demanda de dinero, lo cual, ante una oferta que no puede responder a dicho estimulo, provoca mayor crecimiento de la inflación.
La dinámica anterior ha afectado los patrones de consumo y las relaciones de pago de contado en relación al financiamiento de las compras. En efecto, los productos de tarjetas de débito y tarjetas de crédito son prácticamente idénticos bajo la actualidad de la economía venezolana, debido a que el consumidor cada vez necesita financiar mayor porción de sus gastos no solo para mantener su ritmo de consumo, peor aún, para poder realizar pagos corrientes de su cesta básica.
Al observar en el gráfico inferior el crecimiento de la cartera de tarjeta de crédito de la banca venezolana, se muestra un boom de la misma en términos nominales (sin descontar inflación) durante el periodo dic-12/mar-15. Desde ese momento hasta lo observado en julio-16, el producto de tarjeta de crédito ha disminuido su velocidad de crecimiento en -26.7pp, mostrando un estancamiento en su ritmo anualizado durante todo el primer semestre del presente año.
En el mismo gráfico anterior, al observar la línea punteada en color rojo, la cual muestra el comportamiento de la tarjeta de crédito pero en términos reales (descontada por inflación), la caída de la cartera ha sido muy marcada, ubicándose en ritmos de -52,5% al corte de julio-16.
De lo anterior se pueden dar varias lecturas, tanto del por qué sucede lo anterior como el impacto que esto representará:
*Mucho se ha hablado sobre los bancos y que han decidido detener el crecimiento de su cartera de créditos. Este es un análisis que no comparto por varias razones. En primer lugar, el indicador de intermediación del sistema financiero (créditos/captaciones) se ubica en 62,5%, esto indica que la banca está prestando prácticamente al máximo de su capacidad regulatoria, considerando un encaje legal de 31% y que las instituciones deben mantener excedentes y efectivo (partidas que no se intermedian).
Por otro lado, la liquidez monetaria viene creciendo a un ritmo anualizado de 100%, principal “materia prima” de los bancos para poder crecer en sus depósitos y expandir su cartera crediticia. Si mi principal fuente de fondos se encuentra muy por debajo de la inflación, es imposible que la cartera de créditos crezca mucho más allá de lo que tú “materia prima” te lo permita.
*La cartera de tarjeta de crédito de la banca se estancó, eso es un hecho. Esto se explica por una parte, debido a que la velocidad con la que crecen los ingresos de las personas naturales y las ventas de las empresas, en su gran mayoría es mucho más lenta en comparación al ritmo inflacionario. Lo anterior destruye capacidad de compra y poder adquisitivo, lo cual afecta la velocidad de incremento de los limites de tarjetas.
A su vez, la banca tiene una regulación, la cual estipula que el saldo del producto tarjeta de crédito no puede representar más del 20% de la cartera de créditos bruta. Al corte de julio-16, esta relación es del 18%. Es decir, la cartera de tarjetas de créditos del sistema no tiene forma de crecer al ritmo inflacionario, aislando efectos de riesgo crediticio, simplemente porque no existe capacidad de fondeo con la liquidez actual ni tampoco una regulación que lo permita bajo el contexto actual.
*El principal impacto de lo anterior, es que seguramente su capacidad de endeudamiento cada vez será menor, con límites que ya se agotaron o se agotarán a velocidades cada vez mayores, lo cual invitará a una planificación de gastos mucho más exhaustiva. Si nunca ha llevado un presupuesto de su hogar, hoy es el mejor momento para tomar la iniciativa de empezar a hacerlo.
El aumento de la deuda de la tarjeta para gastos corrientes, en éste momento es de elevado riesgo, porque indica que su capacidad de pago cada vez es menor. En función a ello, es recomendable tener alguno activo de cobertura líquido, que pueda ser utilizado por ejemplo, ante un evento futuro de incremento de tasas y que le permita saldar deudas.
Juan Crisóstomo / MSc en Economía y MBA, profesor de postgrado en Finanzas Corporativas en la UCAB
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