Reportaje de Ana Carolina Morales / Diario Panorama
Ilustración: Verónica Gutiérrez
Cruzar la frontera, desafiar los peligros de la vía y hasta ser víctima de una estafa son los riesgos que asume el comerciante zuliano Jairo Peña (nombre ficticio para resguardar su identidad), para llegar a Maicao, Colombia e incurrir en una práctica ilegal que es penada por la ley venezolana: obtener dólares por la vía de canjear bolívares por pesos y éstos a su vez por la divisa norteamericana, que luego ingresa de forma ilegal al país.
“Al cruzar La Raya (zona que divide a la Guajira venezolana del vecino país), hay gente (cambistas o cambiadores) que te canjean los bolívares por pesos y, luego, te los cambian por dólares. A estas personas las reconoces porque están sentadas en puestos parecidos a los ‘pegaítos’ de teléfonos que hay en Maracaibo. También hay lugares parecidos a las agencias de lotería, en las que te dan los dólares”, cuenta Peña.
Esta práctica ilegal está en aumento como una nueva forma de incursionar en el mercado “negro” de obtención de divisas, delito que el Gobierno venezolano trata de erradicar con medidas puntuales para enfrentar la ilegalidad. Esta semana, el presidente Nicolás Maduro garantizó que la tasa de cambio oficial se mantendrá en 2014 en 6,30 bolívares por dólar y anunció la desparición de Cadivi como ente administrador de las divisas.
La irregularidad en el cambio de moneda refiere que si en Colombia cada dólar cuesta 1.850 pesos, en el mercado paralelo venezolano cada dólar está 12 veces por encima del oficial, que es de Bs. 6,30. Por ejemplo, si una persona compra Bs. 10 mil en pesos, puede obtener más de 14 mil bolívares al hacer el intercambio entre las tres monedas.
Esta triangulación de bolívares-pesos-dólares se convirtió en otra distorsión de la economía venezolana y persiste a pesar de ser penada a través de la Ley de Ilícitos Cambiarios cuyas condenas son de hasta 6 años de prisión.
El profesor universitario Andrés Santeliz, experto en economía política, califica a este fenómeno de “arbitraje”. Tanto venezolanos como colombianos se benefician de este trueque ilegal
Explica: “Para los venezolanos, los precios de los bienes están caros porque sufrimos ante una inflación alta, pero para los demás (Colombia, Brasil y las islas del Caribe) les resulta relativamente barato comprar en nuestro país. Esto es lo que hace esa expresión de contrabando de extracción, y en algunos casos, familias extrajeras se trasladan a nuestro territorio solo para hacer el mercado (...) cuando pasas de bolívares a pesos para adquirir dólares ahí está la ganancia del venezolano; mientras que el colombiano usa los bolívares para comprar en nuestro país. Esta disparidad es lo que genera el arbitraje”.
El canje de pesos por bolívares también se enquistó como una mafia en pleno centro de Maracaibo. El Terminal de Pasajeros y hasta el mercado Las Pulgas son el epicentro de este intercambio ilícito de moneda donde colocan el peso 300 veces por encima del bolívar. El diputado al Consejo Legislativo del Zulia , José Luis Acosta, lo confirma.
“El cambio pesos-bolívar es una realidad. Hay gente que se aposta en las esquinas del Terminal a esperar a sus clientes.
Al hacer este intercambio, el que compra bolívares compra mercancía en Maracaibo como línea blanca o alimentos y por las noches se las llevan al vecino país; mientras que al venezolano que le quedan los pesos va a Maicao y lo cambia por dólares. Es una organización que está instalada ahí y tenemos información de que también están en el mercado Las Pulgas”.
Al ser consultado sobre este tema, el presidente de la Cámara de Integración Económica Venezolano Colombiana (Cavecol), Luis Alberto Russián, dijo desconocer que el cambio bolívar-peso se trasladara a Maracaibo.
“No teníamos conocimiento de esta práctica en Zulia. Es lamentable que esté ocurriendo porque es típico de todo estado fronterizo que la gente busca el arbitraje, pero no que llegue hasta la capital. Siempre ha sido más notorio entre San Antonio, Ureña (Táchira) y en Cúcuta (Colombia) porque es prácticamente una ciudad binacional y ahí la gente cambia bolívares por pesos en Colombia, pero no ocurría en el territorio venezolano”, dijo vía telefónica.
Russián hizo un llamado de atención y recomendó un acercamiento entre ambos gobiernos “para armonizar y hacer que funcionen algunos elementos económicos, el tema monetario o crear un mecanismo que evite esta irregularidad”. Contra toda regla y desafiando las mismas leyes venezolanas, Jairo Peña sigue cruzando la frontera. De lado y lado, “viven” de este negocio ilegal que, a pesar de todo control gubernamental, parece no tener freno, ni límites