Las expectativas por el tercer mercado cambiario mantienen la atención del sector privado y las transnacionales que operan en el país.
Redacción Banca y Negocios
La economía de Venezuela inició 2015 con un reto formidable debido a la caída en los precios petroleros, en función de la alta dependencia del país respecto a las exportaciones de hidrocarburos. Con esta cuesta por remontar, el gobierno viene planteando la necesidad de reformar el sistema cambiario, con tres tipos de cambio legales y un dólar paralelo que influye en la formación de precios y el incremento de las distorsiones.
Este sistema se vuelve muy pesado de mantener, especialmente en una situación de ingresos restringidos a menos de la mitad de lo captado a través de la industria petrolera el año anterior. Además, genera efectos que tienen que ver con la escasez de productos importados, la inflación, el arbitraje cambiario y el desvío de recursos, entre otros fenómenos.
En medio de la situación antes descrita, se ha planteado la apertura de un tercer mercado de divisas, abierto, con participación de actores públicos y privados. La creación de este mercado, que vendría a sustituir el tercer tipo de cambio marcado por el Sicad II en la actualidad, puede interpretarse como un paso hacia una flexibilización del sistema cambiario, sin dejar de lado el mantenimiento del control en la adjudicación y liquidación de divisas oficiales.
Aún sin conocer los detalles sobre la puesta en práctica de este “tercer mercado” de divisas, la medida puede considerarse como un primer paso en la dirección correcta, tomando en cuenta que las autoridades habían eliminado este tipo de operaciones a través de una fuerte campaña legal y de reformas jurídicas desarrolladas entre 2009 y 2010. Analistas económicos y firmas de inversión especializadas han coincidido hasta los momentos en que la activación correcta de esta medida puede oxigenar el sistema cambiario local.
De igual modo, la claridad, transparencia, facilidad de acceso y rápida implementación del nuevo sistema son factores que pueden reforzar la confianza y permitir un mejor resultado en su puesta en práctica. En momentos en que transnacionales anotan pérdidas cambiarias por sus operaciones en territorio venezolano, la escasez se mantiene persistente y visible y la incertidumbre se afianza debido a la coyuntura energética, es muy importante que haya un seguimiento en esta materia para ofrecer garantías al mercado.
En las condiciones correctas, un sistema de libre negociación de divisas a través de operaciones con títulos valores, previa legalización de este tipo de transacciones, puede ser el inicio de una corrección en los más graves desequilibrios que afectan el desempeño económico del país.
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