Los gremios al servicio del Estado comienzan a movilizarse en demanda de salarios dolarizados, con exigencias que van de 400 a 600 dólares mensuales, en línea con los cálculos de consultoras económicas privadas sobre el valor de la cesta básica medida en divisas estadounidenses.
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Los docentes se paralizaron este jueves por 24 horas, pero trabajadores de Corpoelec, universidades nacionales, Cantv, e incluso Pdvsa amenazan con protestar más enérgicamente para conseguir no solo las reivindicaciones salariales exigidas, sino que se retorno a un régimen de contratación colectiva, que quedó sepultado en mayo con el establecimiento de tablas rígidas en el sector público apalancadas en el salario mínimo nacional.
Hace seis meses que el gobierno de Nicolás Maduro no revisa el salario mínimo y el componente de «cesta ticket» no imputable a las prestaciones sociales. Ahora existe el «preanuncio» de que habrá una modificación, pero a través de un mecanismo de anclaje en el petro, un criptoactivo gubernamental de muy escasa circulación y menor nivel de credibilidad.
Los gremios y sindicatos que subsisten en el país, incluso los de tendencia oficialista, están alarmados por el prolongado silencio oficial en materia salarial; sin embargo, la administración Maduro parece haber tomado otra vía para intentar incrementar el nulo poder adquisitivo de las remuneraciones.
De acuerdo con las cifras más recientes, el ingreso mínimo integral solo cubre 1,8% de la canasta básica normativa; de hecho, según la inflación -desacelerada- reportada en septiembre por la Asamblea Nacional, la capacidad de compra de la canasta alcanza apenas a 1,5% del valor total.
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El Petro: ¿Espejismo salarial?
En el gobierno de Nicolás Maduro parece existir una clara conciencia sobre la situación, pero, indican funcionarios consultados, hay dos tendencias sobre cómo enfrentar el problema. Un grupo apunta que deben darse aumentos bimensuales, por lo menos, incluso en función de la revalorización del Petro, mientras que otro sector señala que lo peor es que la inflación se mantenga disparada, induciendo una corriente especulativa privada, y, por lo tanto, ninguna estrategia de incremento funcionará. Hasta ahora, Maduro ha escuchado más a los segundos, partidarios de la estrategia de secamiento de la liquidez en poder del público, sobre todo de las empresas privadas para evitar la adquisición masiva de dólares en el mercado paralelo, principal causa de la inflación según la lógica imperante en el ejecutivo. Hasta ahora, la estrategia ha logrado desacelerar, no reducir ni mucho menos quebrar, la devaluación del bolívar y la inflación; no obstante, el presidente del Banco Central de Venezuela (BCV), Calixto Ortega, parece que ha logrado convencer al grupo gobernante de que esta vía ha sido exitosa y esperan proclamar la «derrota de la hiperinflación en pocos meses». El Petro surge entonces como un mecanismo «sucedáneo» a la dolarización del salario que exigen los sindicatos y gremios. El problema es cómo cuadrar el círculo de aumentar el salario apalancado en una criptodivisa aparentemente convertible, sin derrumbar «los objetivos alcanzados» en materia de freno a la inflación y la devaluación. Hasta ahora no se ha encontrado una fórmula distinta de apalancamiento a la de fijar arbitrariamente un valor del Petro, en lugar de responder a su teórico valor de mercado, como sugieren sindicatos afectos al gobierno. Según el BCV, la cotización del Petro, al 9 de octubre, fue de 1.182.533 bolívares para la compra y 1.185.496,7 para la venta, de manera que si se aplica el criterio vigente de que el salario mínimo es equivalente a «medio Petro», el salario básico debería ser de 591.000 bolívares mensuales; sin embargo, el valor «salarial» de este criptoactivo se mantiene congelado en 80.000 bolívares. Si se siguiera este patrón y el salario resultante fuese determinado por el valor de mercado del Petro, igual se tendría un desface enorme frente al costo de la vida. Si se toma en cuenta la canasta alimentaria del Cendas, correspondiente a agosto, cuyo costo fue de 5.378.265,66 bolívares, un ingreso de medio petro a valor de mercado solo compraría 10,98% de la cesta. El emisor reportó un valor del Petro en divisas estadounidenses de 60 dólares, al cierre del 9 de octubre. Si se hace el mismo cálculo de anclaje, el salario mínimo tendría que ser de 30 dólares, lo que cubriría, al tipo de cambio de cierre de agosto, 13,95% del valor de la canasta alimentaria del Cendas. Por lo tanto, el dilema no es fácil y habrá que ver cuál es la vía que se termina tomando para «proteger al pueblo» con el Petro, como ha dicho Nicolás Maduro.Twittear |