Sufrió en carne propia la debacle bancaria de 1994. Se fue del país durante algunos años y regresó por la puerta grande, como principal accionista de seguros La Vitalicia y comprador de la planta.
Laura Weffer Cifuentes | ÚN - Emen.- Sufrió en carne propia la debacle bancaria de 1994. Se fue del país durante algunos años y regresó por la puerta grande, como principal accionista de seguros La Vitalicia y comprador de la planta.
Juan Domingo Cordero no le hace honor a su apellido. La larga historia de operaciones financieras agresivas de alto nivel que involucraron millones de dólares (algunas con resultados exitosos y otras que fueron una debacle); conexiones y relaciones personales, lo han llevado hasta el sitial en el que se encuentra hoy.
Caraqueño, de familia conocida en los altos círculos de la sociedad, Cordero es recordado por la casa de bolsa que manejó durante años (J D Cordero & Asociados), como presidente de la Bolsa de Valores (de 1989 a 1993) y por su participación durante la quiebra del Banco Barinas en 1994, que lo obligó a irse del país durante un tiempo. En 1999, regresó después de que fuera absuelta su causa.
Hermano de Ana Julia Cordero (conocida diseñadora y socialité venezolana), el economista graduado en la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), es tío de Ana Julia Thomson de Zuloaga, quien a su vez está casada con Guillermo Zuloaga. Es decir, que con la venta del canal, el economista haría la transacción con el esposo de su sobrina.
Antes del pronunciamiento oficial de la intención de la compraventa de la planta que hiciera el periodista Leopoldo Castillo, el ancla del canal José Vicente Antonetti adelantó a través de su cuenta en Twitter, que el comprador sería Cordero y que Zuloaga les había pedido un voto de confianza luego de que se concretara la venta, después de las elecciones del 14 de abril de este año.
Federico Alves, economista con estudios en Harvard y consultor de empresas de telecomunicaciones en Estados Unidos, aseguró que conoce a Cordero desde hace veinte años. "Fui jefe de tecnología de una de sus empresas y puedo asegurar que jamás ha invertido un centavo que sea de él.
Apuesto todo lo que tengo a que el dinero de la compra de Globovisión se lo puso alguien, y si se rastrea la ruta que siguió, se llega al Estado venezolano o a un testaferro del Estado venezolano", afirmó. "Lo que hay en el ambiente es que Alejandro Andrade es quien está detrás de la compra", refiriéndose así al ex constituyente, ex presidente del Bandes y de la Tesorería Nacional.
Lo cierto es que ambos coincidieron en 2009 en la venta del Banco de Venezuela. De acuerdo con la Gaceta Oficial número 371.369, Cordero participó como accionista de la entidad bancaria cuando era grupo Santander y Andrade fue designado dentro de la directiva de la institución, luego de que pasara a manos del Estado venezolano.
Según una fuente que prefirió mantener el anonimato, en la compra del canal hay un pool de inversionistas y Cordero solo sería el rostro visible.
Alves asegura que Cordero es un hombre brillante y sumamente confiable en su papel de banquero. Que en varias ocasiones lo vio pedir préstamos por millones de dólares y que sin que mediara un papel o compromiso escrito, siempre cumplía con el pago de la deuda.
Luego del episodio ocurrido con el Banco Barinas, en donde fue acusado por delitos de salvaguarda contra el patrimonio público al desviar dineros que le fueron proporcionados como auxilio financiero durante la crisis bancaria de los noventa, Cordero volvió a la escena financiera como el ave fénix.
Desde 2008 está al frente de Seguros La Vitalicia junto a los abogados Raúl Gorrín Belisario y Gustavo Perdomo. El año pasado, Venamcham colocó a la compañía en el primer lugar dentro del ranking de crecimiento de ingresos financieros de las empresas más grandes del país. Esto apenas en cinco años.
En Estados Unidos tiene registradas las empresas Administradora Perad 96 e Inversoras Conivenca. Cordero tiene tres hijos y está casado en segundas nupcias. El Mundo intentó comunicarse con Cordero para obtener su versión de esta historia, pero al cierre de esta edición fue imposible obtener una respuesta.
Las elecciones del 14 de abril no solo revelarán quién será el próximo presidente de Venezuela, sino que además marcarán el destino de Globovisión y de los 500 trabajadores que dependen de esta televisora, considerada como el último canal independiente que queda en el espectro radioeléctrico nacional. Fuentes vinculadas a la empresa afirman que la línea editorial actual se mantendrá firme.
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