Todas las oficinas tienen ese empleado: molesto, que se pasa el día hablando, incluso cantando, que no para de hacer ruido con el bolígrafo, deja todo perdido cuando come y se le acumulan las tazas de café sobre el escritorio.
BBC Capital
Y es que, aunque la mayoría de nosotros procuramos no cometer grandes errores en el trabajo, con frecuencia son los hábitos y comportamientos sutiles los que más dañan nuestra reputación.
Algunos cambian por las malas, pero también hay quien nunca aprende la lección.
Dos expertos en el tema de la red LinkedIn dieron su opinión al respecto.
Travis Bradberry, presidente de TalentSmart: "No importa el talento que tengas o lo que hayas logrado (en tu carrera), hay determinados comportamientos que cambian inmediatamente la manera en la que la gente te considera y hacen que nunca más te vean con buenos ojos", escribió Bradberry, presidente de TalentSmart, una compañía de asesoría sobre inteligencia emocional, en un artículo titulado Los nueve peores errores que puedes cometer jamás en el trabajo ("The 9 Worst Mistakes You Can Ever Make at Work").
¿Pero cuáles son esos errores? ¿Y por qué son tan terribles?
Dar puñaladas por la espalda. "Los apuñalamientos por la espalda a los colegas, ya sean intencionales o no, son una enorme fuente de conflicto en el lugar de trabajo", señaló Bradberry.
"Una de las maneras más frecuentes de hacerlo es pasar por encima de alguien para solucionar un problema. Habitualmente se hace con la intención de evitar conflictos, pero se suele conseguir el efecto contrario".
Chismear. "Chismear sobre otros da una muy mala imagen", indicó.
"Regocijarse de las desgracias de otros puede hacerles mucho daño si finalmente (el cotilleo) llega a oídos de estos, pero de cualquier manera cotillear te hará parecer negativo y vengativo".
Clamar que odias el trabajo. "La última cosa que alguien quiere oír es a un compañero quejarse de lo mucho que odia su trabajo. Hacerlo te etiqueta como una persona negativa y además bajas la moral del grupo", señaló Bradberry.
"Los jefes identifican rápidamente a aquellos que minan la moral y saben que siempre hay reemplazos entusiastas esperando a la vuelta de la esquina".
Almorzar comida olorosa. "A menos que trabajes en un barco, a tus colegas no les gustará que inundes el lugar con el olor del pescado del día anterior. La regla general sobre la comida en el trabajo es que cualquier plato con un olor que trascendería la cocina debe quedarse en casa", explicó el especialista.
Decir mentiras. "El punto de partida de muchas mentiras son las buenas intenciones de la gente que quiere protegerse de otros. Pero éstas siempre tienden a crecer y a difundirse hasta que finalmente son desenmascaradas. Y una vez que todo el mundo sabe que mentiste no hay marcha atrás", sentenció el experto.
Si tenemos suerte, aprender de nuestros errores nos será fácil. Pero con frecuencia estas lecciones suelen ser dolorosas. Clinton Buelter, fundador de HardToFill.com, una plataforma para conectar a empleados con reclutadores, asegura que él cometió "un montón de errores" que le costó años detectar y corregir. El emprendedor escribió sobre las lecciones más importantes en el artículo 12 cosas que aprendí por las malas ("12 Things I Learned the Hard Way"). Y son, entre otras, éstas:
Ábrete. "Deja de gastar el 80% de tu tiempo en preocuparte de que vayan a poner alguien por encima de ti. Deja de ser escéptico y pesimista", escribió el experto. "Es importante mantenerte abierto, no importa cuál sea tu carrera. Averigua a quién quieres ayudar y construye una red a tu alrededor. Sé accesible".
Usa tono casual. "Déjate de formalismos. Elimínalos de conversaciones, correos electrónicos y de la vida cotidiana. Cuando escribes a un amigo a un familiar el mensaje no suena corporativo, ¿verdad? Usa un tono casual en tus mensajes y te responderán. Es una forma a la que están acostumbrados".
Levántate del escritorio. "Es fácil estresarse y frustrarse en el trabajo. Estás sentado allí, aislado, perdiéndote el panorama general", reconoce. Así que "programa una hora para parar. Después levántate de la silla y deja el escritorio. Y no desperdicies la pausa. Mantente centrado y aprovéchala al máximo".
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